domingo, 27 de octubre de 2013

Populismos


El populismo se consolida como refugio político de la crisis

-          El auge de la ultraderecha en Francia, Reino Unido y otros países inquieta a los expertos
En un contexto de crisis, el estímulo a buscar culpables ajenos, de fuera, en los extranjeros es muy fuerte.  La defensa de los valores nacionales, la oposición a la igualdad nacional y social, el rechazo a la integración de grupos marginales bajo ideales xenófobos y racistas, la globalización, el desencanto social extendido  ante la incapacidad de respuesta legítima de los partidos o políticos y de la burocracia europea  frente a la crisis invita a la salida de la moneda común y de la Unión Europea  ha permitido un intenso auge de fuerzas radicales, formaciones políticas extremistas (de derecha sobre todo pero también de izquierda) que cuestiona la sustancia democrática de la Unión Europea.

Se trata de formaciones políticas con un dogma de euro-desecanto, euro-hostiidad, sensación euro-desheredada con un populismo y un nacionalismo extremo que de nuevo retornan a la política en un primer plano: Aura Dorada en Grecia, el Movimiento 5 Estrellas en Italia, el Geert Wilders en Holanda, el líder Filip Dewnter o el gobierno ultranacionalista en Hungría, entre otros.

La principal causa del auge del populismo se debe a la defensa de la identidad nacional que ha identificado un enemigo común: la Inmigración, frente a la cual los gobiernos han implantado medidas aún más duras. Pero éste no es el único factor. Un segundo dogma se deriva del contexto actual: Fruto de la situación se ha desarrollado un Populismo Antipolítico, es decir, se apela al pueblo a actuar contra los partidos y los políticos, tildados de corruptos, a movilizarse contra las élites  establecidas. La continua apelación a la supuesta única alternativa (políticas de austeridad): Recesiónà Recortes de carácter social que han generado altas dosis de frustración y sufrimiento han aupado a las formaciones de extrema derecha ante el resentimiento y la pérdida de confianza y el repliegue hacia el egoísmo nacionalista fruto del déficit democrático y la fragmentación Norte-Sur.

El Viejo Continente juega con la apertura al mundo, con la libertad y, sobre todo, con la Democracia. El votante, desencantado con el bipolarismo partidista-electoral busca alternativas: la Derecha Radical Populista, capaz de dar unas simples respuestas a las “nuevas exigencias”.

Y Europa necesita reaccionar. Tal y como sugirió el Ministros de Exteriores de Polonia: “es necesario aportar más transparencia y más Democracia a nuestras instituciones como respuesta a la falta de confianza que hoy se ve en Europa” (Radoslaw Sikorski).


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