“Sólo los muertos
pueden quedarse”
El País, 6 de Octubre de 2013
La inmigración no es sólo un drama social sino que es sobre
todo una catástrofe económica.
En África miles de personas arriesgan sus vidas para emigrar
a Europa ante la falta de desarrollo social, político y económico cómo sí la
situación distara mucho de su realidad. Pero sí, hay una realidad mucho más dura que en el sur de Europa:
pobreza, desempleo, inestabilidad política y desesperanza. Somalia, en este
caso, vive en extrema pobreza (la economía se asienta un 65% sobre el sector
agrícola, un 10% en la industria y un 25% en los servicios), no hay un gobierno
nacional estable y permanente (Parlamento Transicional de Somalia) y carecen de sistema legal.
Pero, ¿cómo hacer frente a la emigración ilegal? Bien cabe flexibilizar las fronteras y consecuentemente
convivir en un mundo de inseguridad; es decir, se podrían abrir las fronteras,
negar las barreras pero, consecuencias no previstas, también se estaría
permitiendo una mayor movilidad de asesinos, narcotraficantes, mafias, etc. O,
por otro lado, se podrían endurecer los controles fronterizos (el cierre de
Schengen en Francia a gitanos rumanos y búlgaros). De esta manera, no se puede
vivir de utopías pero tampoco se puede negar la cruel realidad, la de aquellos
que lo dejan todo para encontrarse con nada.
En realidad no es necesario nada más que una Democracia Real
en estos países, no se debe desistir en los esfuerzos para apoyar a los
territorios de origen emigrante política, social y económicamente.
Tras la tragedia tiene lugar la acción. El primer ministro
italiano Enrico Letta ha decidido que “todos los fallecidos en el naufragio de
Lampedusa, una cifra elevada a 143 personas este domingo, recibirán la
nacionalidad italiana”.
Pero, ¿por qué sólo los
fallecidos? O mejor dicho, ¿por qué tuvo que haber fallecidos? La
Indiferencia (institucional) que antepone como excusa una ley aprobada por el
gobierno de Silvio Berlusconi, quién sino, que “contempla desde 2002, gracias a
la presión xenófoba de la Liga Norte en los Gobiernos de Silvio Berlusconi, el
delito de complicidad con la inmigración ilegal para quien introduzca en el
país a inmigrantes sin permiso de entrada, incluyendo a quienes ayuden a los
barcos en los que viajan”. Pero en realidad, ¿qué delito están cometiendo?
Por un lado, los inmigrantes delinquen por un futuro
aparentemente mejor. Por otro lado, los pescadores que les ayudaron son el
reflejo de que aún existen personas ajenas a la indiferencia.
Sin embargo, el resto de inmigrantes (114 rescatados) seguirán
siendo tratados sin ninguna dignidad humana (maltratos, vejaciones), la
“sensibilidad institucional” se apagará cuando los medios de comunicación miren
a otro lado y la apatía ante un problema que no les afecta in vivo continuará.
Como conclusión, y reflejo del vídeo que puso el profesor hoy
en el Blog de Blogs, todos necesitamos la ayuda de los demás, necesitamos
sensibilizarnos con las personas porque cualquier otro día nosotros
necesitaremos su ayuda; los seres humanos somos más, somos mejores gracias a
las relaciones con los demás. Ejemplo de ello son los ciudadanos de la ciudad
de Lampedusa ante la desgracia: “Los próximos muertos, porque habrá más muertos
y lo sabéis todos, os los llevaremos a
las puertas del Parlamento. Nosotros a los inmigrantes queremos acogerlos
vivos, no muertos”. O el testimonio de uno de las embarcaciones que se acercó a
socorrer a los 500 inmigrantes: “Si ahora quieren detenerme por haber salvado a
náufragos, que lo hagan, no veo la hora…”.