El populismo se consolida como
refugio político de la crisis
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El auge de la ultraderecha en Francia, Reino
Unido y otros países inquieta a los expertos
En un contexto
de crisis, el estímulo a buscar culpables ajenos, de fuera, en los extranjeros
es muy fuerte. La defensa de los valores
nacionales, la oposición a la igualdad nacional y social, el rechazo a la
integración de grupos marginales bajo ideales xenófobos y racistas, la
globalización, el desencanto social extendido
ante la incapacidad de respuesta legítima de los partidos o políticos y
de la burocracia europea frente a la
crisis invita a la salida de la moneda común y de la Unión Europea ha permitido un intenso auge de fuerzas
radicales, formaciones políticas extremistas (de derecha sobre todo pero
también de izquierda) que cuestiona la sustancia democrática de la Unión
Europea.
Se trata de
formaciones políticas con un dogma de euro-desecanto, euro-hostiidad, sensación
euro-desheredada con un populismo y un nacionalismo extremo que de nuevo
retornan a la política en un primer plano: Aura Dorada en Grecia, el Movimiento
5 Estrellas en Italia, el Geert Wilders en Holanda, el líder Filip Dewnter o el
gobierno ultranacionalista en Hungría, entre otros.
La principal
causa del auge del populismo se debe a la defensa de la identidad nacional que
ha identificado un enemigo común: la Inmigración, frente a la cual los
gobiernos han implantado medidas aún más duras. Pero éste no es el único
factor. Un segundo dogma se deriva del contexto actual: Fruto de la situación
se ha desarrollado un Populismo Antipolítico, es decir, se apela al pueblo a
actuar contra los partidos y los políticos, tildados de corruptos, a
movilizarse contra las élites
establecidas. La continua apelación a la supuesta única alternativa
(políticas de austeridad): Recesiónà
Recortes de carácter social que han generado altas dosis de frustración y
sufrimiento han aupado a las formaciones de extrema derecha ante el
resentimiento y la pérdida de confianza y el repliegue hacia el egoísmo
nacionalista fruto del déficit democrático y la fragmentación Norte-Sur.
El Viejo
Continente juega con la apertura al mundo, con la libertad y, sobre todo, con
la Democracia. El votante, desencantado con el bipolarismo partidista-electoral
busca alternativas: la Derecha Radical Populista, capaz de dar unas simples respuestas
a las “nuevas exigencias”.
Y Europa
necesita reaccionar. Tal y como sugirió el Ministros de Exteriores de Polonia: “es necesario aportar más transparencia y
más Democracia a nuestras instituciones como respuesta a la falta de confianza
que hoy se ve en Europa” (Radoslaw Sikorski).